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Terapia de banda ancha

Unos 4.000 psicólogos ofrecen sesiones ‘online’ en España, una actividad que aún no está regulada

EULOGIA MERLE

Cuando Laura Núñez se mudó de Madrid a Lyon sufrió para adaptarse. Había hecho terapia dos años por problemas de ansiedad y acababa de dejar la medicación. Llamó a su psicóloga que le propuso hacer sesiones por Skype. Todos los martes, Núñez volvía a casa para conectarse. Su terapeuta le dejaba “deberes”, anotar en un Excel los momentos en los que se sentía triste o contenta. Se lo mandaba por mail y lo comentaban durante la sesión. “Me sentía igual que cuando la veía en persona y además no te tienes que trasladar. Es lo mismo que hacer terapia cara a cara, ella notaba el día que estaba mejor o peor”, afirma Núñez.

Ella es una de las miles de pacientes españolas que hacen terapia por Internet. Con el auge de la tecnología, este sector también ha experimentado un boom. Operan en el limbo, sin regulación. “Estamos haciendo una guía tanto para el terapeuta como para el paciente”, explica Paloma González Peña, quien coordina el equipo de psicología online del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid. Entre las directrices que marcan está “que el cliente pueda conocer las acreditaciones del psicólogo fácilmente y que sepa que la ciberterapia solo se puede emplear para terapias cognitivo conductuales”, subraya González Peña. “Funciona para patologías relacionadas con la ansiedad y la depresión. Para problemas más serios, como la psicosis, la esquizofrenia o el trastorno bipolar desaconsejamos la terapia virtual porque requieren un tratamiento más directo”, añade.

Nadie sabe cuántos profesionales ofrecen este servicio en España. Una encuesta del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid (que con 16.000 miembros aglutina a la mitad de los colegiados en el país) cifra en 4.000 el número de profesionales que ofrecen o están interesados en brindar este tipo de sesiones. Otras estimaciones hablan de que uno de cada tres psicólogos ofrecen este tratamiento, mientras que Google arroja más de 700.000 resultados.

Felipe Soto: “Freud hacía terapia epistolar, pero se fue perdiendo”

La terapia se puede realizar por mail, mensaje de texto o chat. “Freud hacía terapia epistolar, pero se fue perdiendo”, sostiene Felipe Soto de la Fundación Intras que, hace 23 años, desarrolló un software para rehabilitar funciones cognitivas a personas con alzhéimer o demencia senil entre otros. “El paciente hace ejercicios dos veces al día y yo, a distancia, veo su desempeño. También recibo alertas si está empeorando o si se ha saltado algún ejercicio”, añade Soto, quien se reúne con sus pacientes al menos una vez para valorar si son aptos para la terapia online.

“Solo el 50% de las personas que necesita tratamiento psicológico en España lo recibe. No hay suficientes psicólogos ni recursos. La tecnología acerca la psicoterapia a éstas personas y supone un ahorro importantísimo”, expone Azucena García Palacios, profesora de Psicopatología de la Universidad Jaume I de Castellón y miembro de Labpsitec, una plataforma que puso en marcha Cristina Botella en 1997 y que es pionera en el desarrollo de aplicaciones tecnológicas para la salud mental. Labpsitec, que ha atendido a más de 300 pacientes en los últimos 18 años, utiliza cascos de realidad virtual para superar las fobias (a volar, por ejemplo), también ha creado videojuegos (llamados juegos serios) para tratar la depresión. Además, desarrollan apps para el móvil “que pueden servir como evaluación, por ejemplo, para registrar cuántas horas has dormido y recordarte que te tienes que tomar la medicación”, explica García Palacios.

“En España existe el estigma de asistir al psicólogo y que te encuentre el panadero en el área de salud mental. Asociamos los problemas mentales con debilidad o con estar loco”, afirma García Palacios. La tecnología quita el estigma a la terapia y es más barata que la terapia tradicional. “En Internet el paciente está en su entorno, se siente más cómodo y facilita esta alianza terapéutica: sientes que estás en buenas manos y cuentas tus intimidades porque no te da vergüenza que piensen que eres tonto o pervertido”, añade González Peña.

González Peña: “En Internet el paciente está en su entorno y se siente cómodo”

Hay profesionales que se dedican, casi exclusivamente, a atender en línea. “Mi primer paciente fue una chica de Nueva Orleans”, cuenta la psicóloga española Clara Pavón, quien coordina el equipo español de Therapion, una plataforma finlandesa que brinda terapia online en 15 idiomas. Pavón lleva desde 2005 ofreciendo ciberterapia y ha llegado a tratar pacientes en el mundo virtual Second Life. La mayoría de sus pacientes está fuera de España: “Tengo muchos en Nueva Zelanda, donde hay una colonia de argentinos importante. Empecé con uno y se corrió la voz. ¡Es la cumbre del posmodernismo!”.

A pesar de las enormes posibilidades que ofrece la tecnología para la psicología, en las facultades es un tema prácticamente inexistente en los temarios de licenciatura. “Los catedráticos son más bien cromañones digitales y se requieren habilidades distintas: ¿Cómo expresar empatía en un correo electrónico?”, ironiza Soto. Felipe Soto explica que cuando los pacientes no tienen habilidades informáticas su labor está a mitad de camino entre un psicólogo y un informático. No le preocupa que hayan terapeutas charlatanes en Internet porque “también nos los encontramos en la terapia tradicional”.

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